El dolor y la libido
Las experiencias dolorosas y el placer no van de la mano, al menos para la mayoría. Es completamente cierto que determinados niveles de dolor, generalmente moderados y bajos, pueden generar respuestas eróticas en algunas personas, y como buen ejemplo de ello tenemos las tendencias asociadas al sadomasoquismo y el BDSM en general. Si bien para la mayoría el dolor es suficiente para disuadir cualquier interés en el sexo, recientemente se ha especulado con que su influencia difiere en los casos masculinos y femeninos. Aquí te contamos más.
Recientes estudios científicos llevados a cabo con ratones han arrojado resultados que han sido muy controvertidos. Un grupo de investigadores de la Universidad de Montreal que estudiaba la influencia del dolor en los niveles de deseo sexual determinó que existe una respuesta diferenciada entre machos y hembras. Tras exponer a un grupo de ratones a los efectos de sustancias que producían dolor en un ambiente de laboratorio, los científicos descubrieron que las hembras tienden a ser disuadidas del coito si sienten dolor, mientras que la mayoría de los machos, a pesar de exponerse al mismo dolor, continuaban mostrando las mismas señales de interés sexual que antes de su exposición a la sustancia.
Como muchos otros estudios realizados en ratones y otras especies animales, los investigadores extrapolaron los resultados al caso humano, determinando que el dolor tiene mayor incidencia en la libido femenina que en la masculina. Sin embargo, las reacciones no se han hecho esperar, pues la investigación deja por fuera el factor humano y nuestra particular manera de experimentar el placer, la cual es bastante compleja.
Como ya mencionamos al inicio del artículo, existen muchas personas que encuentran placentero el dolor, y hasta donde sabemos esta inclinación no parece distinguir entre géneros. Otro elemento que deja por fuera el estudio mencionado es quizás uno de los más cruciales: el umbral del dolor. Todos los seres humanos se exponen a distintos niveles de dolor y experiencias dolorosas a lo largo de sus vidas. Para algunos, una pinchadura con una aguja apenas causa molestias, mientras que otras personas sienten mayor dolor con una aguja del mismo tamaño que penetra a la misma profundidad de la piel. Por lo tanto, hay individuos más tolerantes que otros a las experiencias dolorosas, un elemento que también debemos tomar en cuenta para entender esta compleja relación con el deseo sexual.