Tipos de impotencia y tratamientos
La impotencia, diferentes clases de disfunciones
Según el hombre haya mantenido una erección o no se puede hablar de disfunción eréctil primaria o secundaria. En la primera, el hombre a lo largo de su vida no ha podido mantener una erección, ni siquiera por la noche en las erecciones que el organismo causa de manera espontánea para asegurar el buen funcionamiento de los genitales. En la segunda, mientras tanto, el hombre ha podido tener erecciones a lo largo de su vida, aunque ahora no aparezcan.
Dentro de la impotencia y disfunciones sexuales, también hay algunas de carácter menos grave, que aparecen en determinadas ocasiones, motivadas por inseguridades o por traumas. Algunas veces, la impotencia está generada por problemas físicos y tras el correcto diagnóstico y tratamiento de la enfermedad se arregla.
¿Qué enfermedades afectan en el poder y manifestación de las erecciones?
Muchas. Desde los problemas circulatorios hasta la diabetes, los problemas respiratorios crónicos e incluso todo tipo de adicciones severas a drogas y alcohol. También las depresiones agudas, así como la ansiedad crónica pueden mermar la calidad de las erecciones, haciendo que la vida en pareja se vuelva insostenible en materia sexual.
Algunas veces también pueden presentarse fallos y no tener que estar padeciendo una impotencia severa. Ocurre cuando el hombre está pendiente de darlo todo en la cama y cuando siente ansiedad ante cualquier estímulo sexual, obsesionándose con que si a ella le gustará. Pasa como con los complejos con las mujeres, haciendo que el sexo sea una experiencia torturadora y no placentera.
Tratamientos de la impotencia
Primero, para poder descartar problemas en la próstata o en el pene o testículos, hay que revisarse con el urólogo. Tras confirmar que no hay problemas físicos, se procederá a la consulta con un sexólogo/a o psicólogo/a.
En las terapias se trabaja con las emociones del pasado y los sentimientos acerca del sexo, también hay una posterior reeducación sexual, logrando reactivar la sexualidad, trabajando en todo tipo de fantasías y rutinas, terminando también con todo tipo de fantasmas emocionales tales como los miedos sexuales y el terror a no dar la talla.
También podrás acudir a tu médico de cabecera, para que te recete medicación, uno de los inconvenientes es que si no tratas desde el principio la dolencia en terapia, podrás volver atrás, creando bucles e idas y venidas que no te solucionarán nada. La Viagra y Cialis, son algunos de los medicamentos que el profesional médico te puede recetar, creando una mayor estabilidad en la potencia de tus erecciones, terminan do así con la impotencia. Algunos urólogos también te hablarán de las inyecciones en el pene, son algo más dificultosas de mantener ya que para la puesta a punto de este tratamiento se necesita ayuda médica la primera vez, pudiendo hacerlo en casa después, con el riesgo de que se crean callos en el pene, que podrían hacer ver el pene extraño en su forma tras unos meses. También se utilizan píldoras uretrales, como última opción, ya que éstas al aplicarse en la uretra húmeda tras orinar pueden provocar infecciones tanto en sí mismo como en la pareja.
