Las verdades sobre el deseo femenino
El deseo en las mujeres es uno de los temas más complejos en el área del erotismo y la sexualidad. En torno al tema existen numerosos mitos e interrogantes que han convertido al deseo femenino es una especie de misterio, equiparable a las desapariciones en el Triángulo de las Bermudas o el Área 51. El verdadero problema radica en el hecho de que se ha tratado de entender el deseo femenino desde la perspectiva del deseo masculino, lo cual es un error garrafal. Mientras que los activadores de deseo en los hombres son predominantemente visuales y biológicos, en las mujeres juegan un papel importante otros mecanismos, como las situaciones específicas y el contexto.
Otro elemento a considerar es la naturaleza del deseo, el cual no persiste de manera eterna en la mujer. El deseo viene y se va, y es un proceso que continúa a lo largo de la vida sexual de cualquier chica. El sentirte invadida de deseo es tan normal como no sentirte estimulada para nada. Nosotras lo entendemos, y debemos recordar a los demás cómo funciona realmente. Existen diversos factores que inciden en la mujer y la generación de deseo: desde el estatus de una relación hasta el grado de estrés que sufrimos producto de las actividades diarias. Un trabajo absorbente, una familia que exige cada minuto de tu tiempo y una pareja igual de ocupada pueden propiciar que el deseo no se encuentre en su mejor nivel. Sin embargo, algo tan simple como una película, un regalo o un beso pueden reavivarlo en sólo instantes. Es esta capacidad tan impredecible del deseo femenino lo que lo convierte en algo que parece muy etéreo, pero que está allí.
El deseo está profundamente ligado a los estados emocionales y psicológicos de la mujer. El cansancio y las preocupaciones constantes disminuyen la libido de manera considerable, y es normal que cuando el trabajo te desborda, el sexo se convierta en un enemigo jurado. Los períodos sin sexo en una pareja, producto de la ausencia de deseo, son comunes. Generalmente se dan las situaciones que permiten el reencuentro con la pasión. Pero si pasa demasiado tiempo y el deseo no aparece en escena, es necesario conversar seriamente con la pareja para determinar cuáles son las situaciones que los están alejando del erotismo.