Fantasías: poderosos aliados sexuales
Las fantasías sexuales son una pieza indispensable para una vida sexual saludable. Muchas y muchos creen que el bienestar sexual es un asunto meramente físico, y que el coito es la única manera de ponerlo en práctica. Sin embargo, el ejercicio de la sexualidad sana depende en gran medida del gran asiento de nuestro erotismo: el cerebro. Los genitales pasan a un segundo plano cuando entendemos que el verdadero motor de nuestra vida íntima se encuentra dentro del cráneo y no oculto bajo la ropa, y que vivimos más el sexo a través de la fantasía que mediante el propio acto sexual. Si quieres aprender más acerca de los beneficios que ofrece este ejercicio mental, atiende a lo que Sexxologa ha preparado para ti.
Conocer las fantasías sexuales de nuestro compañero o compañera es nuestra primera tarea en una vida de pareja. Sin embargo, diversas razones nos hacen retrasar este deber hasta límites impresionantes y decepcionantes. Por mucho tiempo hemos entendido la fantasía como una cuestión privada, exclusiva y no discutible cuando iniciamos una relación, al temer que nuestros pensamientos eróticos pueden ser interpretados como perversión por parte de la pareja. Liberarnos de esta apreciación es el primer paso para la construcción de una sexualidad sana. Al hacerlo, no sólo abrimos nuestra intimidad a aquella persona con la que hacemos vida, sino que también comenzamos a entender nuestra sexualidad como algo natural y libre de los encasillamientos sociales.
Tener fantasías sexuales no es solamente algo normal, también es necesario para incrementar la calidad de nuestra intimidad. La intensidad de las escenas eróticas que creamos en nuestro cerebro está directamente asociada con nuestra manera particular de relacionarnos con el sexo, lo que nos permite explorar aquello que queremos en un plano mental antes de ponerlo a prueba en términos físicos. Por ello, la fantasía sirve como laboratorio para tratar de anticiparnos a nuestra posible respuesta ante un escenario específico: si nos gusta en nuestra mente, podría gustarnos también en la realidad. Y si no… siempre puedes fantasear.
Todo ejercicio mental es potencialmente provechoso para el ser humano, y estos beneficios sexuales no son pocos cuando lo llevamos al plano sexual. ¿Qué sería del sexo si no pensamos constantemente en nuevas maneras de disfrutarlo? Probablemente sería algo mucho más plano, aburrido y menos placentero. Por suerte, somos seres imaginativos, y por ello nuestra creatividad es siempre llevada a nuevos límites, permitiéndonos explorar nuevas fronteras, cada vez más desafiantes. Por ello la fantasía es una práctica muy estimulante, pues nos permite ejercitar la imaginación.
La fantasía también es un gran indicador de nuestra personalidad erótica. Una persona con una gran diversidad en la creación de escenarios sexuales imaginarios es más propensa a ser aventurera y osada en la cama, dispuesta a experimentar aquello que ha trazado mentalmente. Por ello es importante pensar en estas fantasías sexuales como más que un simple anhelo sexual: es un mensaje enviado por nosotros y para nosotros, con la intención de hacernos ver aspectos de nuestra vida íntima mucho más complejos de lo que podemos apreciar a simple vista.