Clítoris: el amigo más misterioso del placer
Resulta increíble que el único órgano conocido dedicado exclusivamente al placer sexual sea un misterio para la ciencia médica moderna. No es extraño entonces que muchos lo pasen por alto durante el sexo, alejando a sus compañeras de los increíbles efectos que derivan de su correcta estimulación. El extraño velo que rodea al clítoris, sin embargo, no es producto de su peculiar anatomía, sino de siglos de negación del derecho de la mujer al libre disfrute y exploración de su sexualidad. Hasta el presente se han roto muchas de esas barreras construidas en torno al placer femenino, pero es necesario continuar por ese sendero. Y la mejor manera de lograrlo es conociendo nuestro cuerpo.
Para la mayoría, el clítoris es un pequeño cuerpo eréctil ubicado en la parte superior de la vulva. Sin embargo, lo que está a la vista es apenas una octava parte del órgano completo. El glande del clítoris, la parte visible de su anatomía, mide entre 3 y 4 mm en promedio cuando se encuentra en su estado de reposo, y puede alcanzar hasta 1.5 cm durante una erección. Pero la mayor parte de la masa se encuentra debajo y a los costados del glande, constituyendo el cuerpo cavernoso y los pilares, que son extensiones ubicadas a los lados del bulbo del vestíbulo de la vagina, y que se encuentran en la base del glande. En total, todo el órgano puede alcanzar hasta 12 cm de largo y 6 cm de ancho que se extienden dentro del cuerpo.
Se habla mucho del famoso “Punto G” y de las diversas zonas erógenas que pueden encontrarse en el cuerpo femenino, pero tales áreas no poseen el potencial para el placer que esconde el clítoris. Algunas mujeres pueden alcanzar el orgasmo mediante la penetración vaginal, mientras que la mayoría requiere de estimulación múltiple en diversos puntos de excitación para llegar al clímax, pero todas las mujeres pueden lograr el orgasmo si se estimula el clítoris de la manera adecuada.
Aunque su anatomía es diferente en el cuerpo de cada mujer, y puede estimularse de diversas maneras, el clítoris es particularmente sensible a las vibraciones. La estimulación directa sobre el glande debe realizarse con cuidado, especialmente luego de un orgasmo. Lo más recomendable es el uso de dedos humedecidos y la lengua. Pero si quieres enloquecer a tu compañera, emplea un vibrador sobre el capuchón y los labios menores que cubren parcialmente al glande. De esta manera lograrás acercarla de manera más eficaz al clímax.
