El éxito de la novela erótica y la mente femenina
Si un libro vende más de cuarenta millones de copias en todo el mundo en poco más de dos años, es porque ha dado en el clavo en algo. Novelas como 50 sombras de Grey y sus dos conocidas secuelas, sin dejar de mencionar otras trilogías y obras de corte erótico que han aprovechado la ola generada por la exitosa E.L. James, no ganarán un Nobel de literatura ni gozarán de la buena crítica del universo de las letras en general, pero siguen dominando las listas de los mejores vendidos. Su celebridad entre el público lector femenino, sin embargo, se apega a una cualidad básica de todo buen libro: despierta y estimula la imaginación.
Una chica inocente pero emprendedora da sus primeros pasos en el mundo empresarial en busca del éxito personal, se topa con el chico ideal y termina viviendo una serie de aventuras eróticas donde hacer referencia al Kamasutra es quedarse corto con las explicaciones. Este es el argumento que caracteriza a la mayoría de los relatos eróticos que han vendido tanto y que sigue inspirando morbo en millones de lectoras. Sabemos que las chicas captan con facilidad estos esquemas que se repiten, pero entonces ¿por qué no se han aburrido con este tipo de trama? La respuesta está en la mente de la lectora: la novela es la herramienta perfecta para despertar sus fantasías eróticas más secretas, esas que no revela a su pareja hasta después de ganarse toda su confianza, y con quien se moriría por poder probar las hazañas en las que Christian Grey parece un experto inigualable.
Muchos chicos se mofan de estos escritos, y señalan que sus compañeras simplemente leen pornografía. Más allá de la crítica, allí se está apuntando a una diferencia importante entre hombres y mujeres, y la manera en que cada quien se estimula eróticamente.
Los chicos son más “del tipo porno” porque el hombre tiene una tendencia muy marcada por la estimulación visual. A la mayoría no le interesan los relatos intrincados, ni la construcción de los ambientes, ni los argumentos, solo quieren ver cuerpos y acción. Por otra parte, las mujeres cuentan con un amplio repertorio de formas para sentirse estimuladas y encontrarse con su lado más erótico, y no hay nada más erótico en una mujer que aquello que puede crear en su mente. Por ello disfruta de la novela erótica, porque no se trata del sexo al final del camino, sino del propio camino, del argumento, de las causas detrás de cada acción, de la motivación.
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La verdad que las novelas eróticas tienen su puntito.