Masoquismo: la delgada línea entre el dolor y el placer
Los seres humanos disfrutan de sensaciones placenteras de todo tipo y de diversas fuentes. En el mundo del sexo, los gustos dan para todos, y hoy más que nunca se popularizan con mayor frecuencia maneras poco ortodoxas de encontrar placer con experiencias que antes habrían sido consideradas como “peligrosas”. Las prácticas masoquistas siempre han estado ligadas a la sexualidad, pero recientemente ha alcanzado grandes niveles de popularidad y difusión gracias al cine, la literatura y la apertura del mundo moderno. A continuación te presentamos algunos detalles destacables sobre el masoquismo.
En términos generales, el dolor es una sensación indeseable para cualquier persona. Esto puede resultar aún más preocupante cuando se habla de sexo, pues todos esperamos placer, y este placer está ligado a sensaciones muy opuestas al sufrimiento, la crueldad y el dolor. Sin embargo, existen muchos y muchas que encuentran verdadero placer en experiencias dolorosas, humillantes y que pueden parecer poco eróticas para la mayoría.
Para entender el amplio espectro de las sensaciones y experiencias ligadas al dolor y el placer, se ha desarrollado el término sadomasoquismo, un anacronismo que incluye dos maneras de, literalmente, disfrutar con el dolor. El sadismo se refiere a la obtención de placer al someter a una o varias personas a situaciones de dominio. En términos sexuales, el sadismo está estrechamente ligado al BDSM, que incluye diversas prácticas sexuales. Por su parte, el masoquismo está referido al disfrute u obtención de placer al experimentar humillación o dolor.
Es evidente que en una experiencia masoquista no se sienten los mismos niveles de dolor de otras situaciones peligrosas. Nuestro cerebro es capaz de distinguir los contextos que diferencian una situación peligrosa para la supervivencia de una creada especialmente como fantasía erótica, y por lo tanto es capaz de adaptarse a cada una. A menudo se emplea el término “dolor moderado” para referirse al masoquismo. Un ejemplo para comprenderlo lo encontramos en el azote: si se tratara de un verdadero castigo o sentencia, el miedo generado por el contexto y el sufrimiento por la intensidad del dolor serían terribles; en cambio, al tratarse de experiencias masoquistas, el ambiente, la ligereza de los azotes y la participación de una persona de confianza, facilitan el encuentro de placer en una experiencia única y muy erótica.
Aun así, existen diferencias apreciables entre personas que manifiestan preferencias masoquistas de aquellas que no, lo que nos hacen pensar que la interpretación del dolor es mucho más compleja. El umbral de dolor de las personas que disfrutan del masoquismo es más elevado que el de la persona promedio, una particularidad que la ciencia sigue estudiando.
Hoy día, las prácticas masoquistas y sadomasoquistas son más aceptadas por la sociedad, mientras cada vez más personas siguen probando si son capaces de ir más allá de sus límites para encontrar nuevos placeres.