¿Qué es normal en el sexo?
A menudo nos expresamos con palabras que tomamos a la ligera, ya sea por desconocimiento o por las costumbres impuestas por los patrones de comportamiento social. Nos hemos habituado a hablar de normalidad y anormalidad, de comportamientos adecuados y otros impropios, estableciendo fronteras en las que prosperan los tabúes. En el tabú nace la interrogante y el miedo, y nos sentimos culpables al tener pensamientos o desear comportamientos que muchos tildan de “anormalidad”como el sexo anal. ¿Qué es entonces normal bajo las sábanas? ¿Lo que se considera anormal es dañino para nosotros, para nuestra pareja o para los demás? En Sexxologa, debatimos al respecto.
Los tabúes sexuales provienen de las más variadas fuentes, y todas tienen algo en común: se trata de influencias externas, que hemos adquirido por educación, religión, crianza o entorno social. La sexualidad es un tema vetado durante nuestros primeros años, veto del cual comenzamos a liberarnos una vez que hemos alcanzado la “adultez”, otro parámetro establecido socialmente, según el cual ya poseemos edad suficiente para “entender” el sexo. Así como resulta relativo determinar la madurez de una persona basándonos en su edad, también es arbitrario el decidir cuándo otra persona está preparada para abordar su sexualidad. Todos conocemos nuestros cuerpos, y somos nosotros, cada persona, quien conoce lo que siente, lo que desea y lo que le da placer. En ese sentido, ¿hay comportamientos normales y anormales?
La realidad es que en el sexo todo es normal, porque todo proviene del mismo deseo sexual que poseemos y con el que viviremos durante toda nuestra existencia. Si has fantaseado con el lenguaje obsceno, con el BDSM, si los latigazos te excitan o quieres hacer sexo anal, y te preguntas si eso es “normal”, la respuesta es sí. Todo comportamiento sexual es perfectamente normal y aceptable, siempre que al llevarlo a cabo te sientas segura de que eso es lo que quieres, que sepas que te estas respetando, a ti y a tu pareja, y que ambos son libres de comenzar y terminar cuando lo deseen. De eso se trata la “normalidad” del sexo: de la libertad de hacer lo que queramos y experimentar con nuestros deseos y nuestro cuerpo, sabiendo que es nuestro derecho.
Liberarnos de estos tabúes y dejar de lado los temores es el primer paso para vivir nuestra sexualidad. Nuestros cuerpos no son prisiones, y el decidir qué hacer con él es una cuestión personal, en la que solo tu voto cuenta.
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