Ruidos sexuales: ellos también los hacen
En el ámbito de los ruidos sexuales, las féminas mantienen cierto favoritismo. La imagen popular que acompaña a los gemidos y gritos durante el sexo es el de una mujer alcanzando el clímax. Cuando se trata del uso de estos ruidos para manipular a la pareja y hacerle creer que nos está dando placer cuando en realidad nos resulta insípido, también es la mujer quien se lleva siempre la primera plana. Sin embargo, los chicos también disfrutan de la emisión de estas señales ruidosas para dar a entender a sus parejas que lo están pasando bien, de la misma forma que pueden emplearlos para otros fines. En Sexxologa te contamos.
¿Por qué no se habla de los gemidos masculinos? El machismo es una buena manera de comenzar a entender el tema. Se han encasillado los ruidos en la cama como una acción eminentemente femenina, algo que se ha difundido y popularizado al punto de hacernos pensar que resulta inapropiado en los hombres. Sin embargo, no solo es perfectamente normal que los chicos puedan expresarse de esa manera, sino que a las mujeres les encanta. La emisión mutua de sonidos durante el acto sexual potencia la actividad y les permite a ambos desprenderse de todas las limitaciones.
La mayoría de las chicas disfruta de los ruidos de sus compañeros. Sin embargo, no es solo una cuestión de mera excitación sexual: los ruidos son también una forma efectiva y rápida de comunicación bajo las sábanas. Mediante estos sonidos ambos pueden saber si lo que hacen es del agrado de su pareja, les indica si la dirección que están tomando es la adecuada, y les advierte acerca de lo que no deben repetir. Una vez que se tiene cierto tiempo en la relación, la experiencia les permite interpretar una amplia gama de ruidos y señales emitidos por el compañero o compañera, lo que enriquece y profundiza su intimidad.
Por supuesto, los chicos también mienten en la cama. Las mujeres pueden fingir orgasmos cuando lo desean, pero pocos saben que los hombres pueden hacer lo mismo. Ellos pueden hacer uso de gemidos fingidos para hacerle creer a sus parejas que están disfrutando, ya sea para complacerlas, para no herir su orgullo o para salir de una de esas situaciones en las que se tiene sexo sin demasiados ánimos.
Por todo lo dicho, hacemos un llamado a los chicos: No se contengan en la expresión de sus emociones con sus parejas en la cama. Libérense de las ataduras y disfruten.
