¡Sin concentración no hay buen sexo!
El sexo tiene un componente psicológico muy importante, y no por nada nuestro principal órgano para el disfrute es el cerebro. Las fantasías, la libido, nuestros impulsos y deseos sexuales tienen su asiento principal en nuestra mente. Por eso, no sólo debemos entrenar nuestros cuerpos para rendir mejor en la cama y experimentar con diversas posiciones, pues nada de eso servirá si nuestros pensamientos se dejan llevar por otras cuestiones (la rutina, el trabajo, los estudios, preocupaciones en general). Desarrollar cierta disciplina erótica en la alcoba es una tarea importante si quieres mejorar el nivel de tus relaciones sexuales, y por eso en Sexxologa hemos preparado algunos consejos para ti.
Concentrarse para sacar el máximo provecho de cada encuentro suena como una regla tediosa. Sin embargo, se trata de una acción que puede ser muy divertida y dinámica, una vez que entiendes sus principios. Por ejemplo, no tienes por qué pensar en el sexo justo antes de comenzar, o durante el juego previo. El sexo está siempre en nuestras mentes, sólo debes aprender a sincronizarlo con tus deseos. Una buena manera de hacerlo es con la anticipación: si tu pareja comienza el día diciéndote lo que quiere hacerte esa noche, pasarás cada minuto entre ese momento y la consumación pensando en lo que te dijo. Usarás tu imaginación, crearás escenas y darás rienda suelta a tus fantasías. De esa manera alejas tus pensamientos de las cosas rutinarias y te dedicas de lleno al encuentro que esperas.
No importa si tu pareja es experta en el arte de la estimulación si tú no pones de tu parte. Las más grandiosas, placenteras y complejas maniobras sexuales no te brindarán placer si tu cabeza está divagando fuera de la habitación. Por ello debes desconectarte de todos los temas que puedan convertirse en una distracción. Sí, es difícil desprenderse de la rutina, vivimos en ella, pero un pequeño esfuerzo puede rendir grandes frutos. Si entrenamos nuestro cerebro para concentrarnos en el sexo en el momento en el que más lo necesitamos, podemos evitar muchas de las distracciones más frecuentes: problemas de oficina, preocupaciones hogareñas, cuestiones familiares, disputas casuales que generan estrés, etc. Ser conscientes de estas situaciones y darles la importancia que merecen no tiene por qué implicar el sacrificio de nuestra intimidad.
Una de las mejores estrategias que puedes adoptar para mejorar tu concentración es crear un ambiente que te haga pensar sólo en tu intimidad y en tu pareja. La habitación debe servir sólo para dos cosas: para el descanso y para el sexo. Si has improvisado una pequeña oficina para trabajar en la cama, deshazte de ella; elimina televisores, radios y todo objeto que pueda desplazar tus pensamientos durante el coito y los juegos sexuales. Apaga el teléfono, desconéctate de redes sociales y del mundo. Pronto te acostumbrarás a que tu habitación sea sinónimo de sexo.