¿Qué aceptar y qué no de tu pareja?
Todas las personas son seres diferentes, y las particularidades de nuestra personalidad cargan con gran parte del peso del atractivo que despertamos en otros, en amistades, familiares y parejas. Gustamos por nuestras bondades, pero también por nuestras debilidades, por aquellos detalles que nos hacen vulnerables y queridos. Por eso las parejas se aceptan con lujos y defectos, y construyen su relación en base a la manera en que se complementan sus habilidades. Pero cuando la defensa de la peculiaridad se convierte en vicio y excusa, el éxito de la relación podría ponerse en grave riesgo. En Sexxologa te contamos.
Pedir cambios en la actitud o en ciertos aspectos de la personalidad de la pareja es entrar en un terreno escabroso, pero se trata de un riesgo necesario. Ante cualquier situación que nos genere incomodidad, el primer paso siempre debe ser hablar y plantear las cosas a tiempo a nuestro compañero o compañera, y eso incluye la discusión acerca de ciertos elementos del “cómo es el otro”. El gran valor de estas conversaciones de pareja yace en que permiten distinguir entre aspectos innegociables y no propensos al cambio, que no queremos ni debemos cambiar porque son parte de nuestra naturaleza y no tienen incidencia en el equilibrio de la relación, y aquellas actitudes que nos hacen más propensos a un rompimiento inevitable.
El eje del asunto yace precisamente en este punto, y su naturaleza es muy cambiante. ¿Qué pasa si la propia naturaleza de la pareja no es compatible con la relación? ¿Debemos aceptarlo tal y como es y dar continuidad a un vínculo que implica más sacrificios de nuestra parte que de la otra? También ocurre que la pareja puede simplemente no querer renunciar a nada, manteniendo una posición obstinada que, siendo dejada de lado, podría beneficiarle de forma personal, al tiempo que contribuye a la estabilidad con su pareja sentimental.
Una práctica inherente a toda relación es la negociación. Puedes amar a tu pareja y al mismo tiempo no sentirte cómoda con la totalidad de su personalidad, y puedes hacerlo porque sabes que eso que no te agrada del todo no afecta tu vínculo amoroso. Al mismo tiempo, tu pareja puede ceder con respecto a ciertas prácticas que sabe que ya no son compatibles con su nueva vida sentimental, por lo que acepta reducirlas o incluso eliminarlas para complacerte o beneficiar directamente a la relación. Sería ideal que estos pequeños sacrificios se llevaran a cabo de forma voluntaria todo el tiempo, pero como no siempre es así, resulta necesario mantener una línea de comunicación constante para discutir esa clase de detalles.
La clave de todo esto está en la capacidad de ambos para discutir y negociar. No aceptes comportamientos obstinados ni posiciones que te obliguen a tolerar cosas que no quieres, sobre todo cuando detectas su capacidad para destruir la relación.