¿Cómo evitar las actitudes posesivas?
Muchos confunden el amor incondicional con la absorción total de la vida de la pareja, dejando de lado el vital espacio y el tiempo que todos necesitamos para desenvolvernos en una vida social regular. Las relaciones posesivas son tremendamente destructivas, similares a una cuerda que se ata al cuello y se va tensando lentamente hasta, literalmente, asfixiar al otro, y deformando la propia personalidad. Si quieres evitar caer en estos comportamientos en tu relación, o si quieres revertir un escenario parecido que estás experimentando, atiende a las siguientes recomendaciones.
El problema de la actitud posesiva es que raramente se presenta como es. Los celos, la inseguridad, la inestabilidad y dependencia emocional son disfraces ideales para realizar acciones que violan el derecho de la pareja a vivir una vida en la que se desenvuelve en otros espacios que no comparte con su compañero o compañera. Un problema aún mayor es que las personas posesivas rara vez se dan cuenta que usan esas emociones secundarias para canalizar su posesión sobre el otro. Si crees que tu pareja se vale de esas acciones para limitar tus espacios, o si temes hacerlo tú con él o ella, analiza con detalle la manera en que procedes, y está atento a las acciones de tu pareja.
Una persona nos atrae por su potencial para compartir una vida a nuestro lado, por sus semejanzas y gustos afines, pero también por su propia personalidad y sus cualidades diferentes a las nuestras. No podemos esperar que comparta cada cosa de su vida nosotros, ni que haga todo lo que quieres de acuerdo a tus propios deseos. Brindarle espacio para desarrollar sus propias experiencias personales es una buena manera de garantizar su comodidad a nuestro lado. Recuerda que lo importante es que sea alguien leal, incondicional y dispuesto a todo para ti, y eso no implica controlar su vida.
Todos queremos lo mejor para nuestro compañero o compañera. A veces, la pareja incurre en acciones perjudiciales que le frustran, le deprimen o le conducen a hacerse daño. Es natural que bajo esas situaciones actuemos en su ayuda, pues buscamos su felicidad y tranquilidad. Pero eso también sirve como excusa para traspasar los límites del control y olvidar que nuestra pareja es una persona adulta, responsable de sus actos y capaz de revertir situaciones por sí mismo. No infantilizar a la pareja ni actuar de forma sobreprotectora es vital para alejarnos de las conductas obsesivas y posesivas.