¿Cómo liberarse del rencor?
El rencor es quizás el sentimiento más destructivo y peligroso que puede anidar en el ser humano. Sus raíces son fuertes y profundas, y las consecuencias de su acción pueden dejar cicatrices imborrables en el alma… ¿Cómo librarse de algo tan negativo?
El rencor nace de las palabras o acciones que se consideran negativas u ofensivas, actos que dejan huellas difíciles de borrar. Al sentir esto, la manera en que procedemos para lidiar con el sentimiento depende de los ánimos y del carácter que nos distingan. Algunas personas, con perspectivas positivas hacia la vida en el mundo social, suelen olvidar fácilmente situaciones en las que se han sentido maltratados de alguna manera, mientras que otras las consideran como actos perpetrados directamente con la intención de dañarnos.
Por supuesto, no podemos permitir que cualquiera arremeta contra nuestra persona, pero es en nuestras actitudes y en nuestra manera de distinguir lo permisible de los daños personales graves en donde cada una de nosotras establece las fronteras dentro de las cuales surge el rencor. Algunas preferimos olvidar, otras podemos no sentirnos mejor sin antes desquitarnos de aquella persona que nos dañó, pero antes de tomar un plan de acción contra el rencor debemos considerar las consecuencias que nos produce. No sólo el alma sufre, el cuerpo también. El rencor puede generar tensión, inquietud, angustia, ansiedad y demás afecciones que dañan nuestros nervios, afectan nuestra calidad de vida y turban la manera en que percibimos a los demás. Si alguien nos lastimó antes ¿otra persona puede hacerlo de nuevo? No permitas que la paranoia, otra consecuencia del rencor, se apodere de ti.
Para comenzar a librarnos de este sentimiento tan peligroso, primero debemos saber que nadie puede lastimarte si tú no lo permites. Piensa en lo que generó el rencor y así podrás pensar en por qué no lo has olvidado. Una vez que has conversado contigo misma acerca del sentimiento, ábrete y compártelo con alguien más. Hazle saber a aquel que te lastimó lo que sientes, o expresa tus sentimientos con un familiar o amiga(o) de confianza.
Lo siguiente, una vez expresado lo que sientes, es comprender que sin importar que te ofrezcan disculpas o excusas, está en tus manos decidir si seguirás albergando el rencor. Tu decisión es la que cuenta, no la de alguien más. Finalmente, archiva el tema. Si tú ya lo has superado, no permitas que el recuerdo reviva el dolor, ni permitas que nadie más te haga repasar situaciones desagradables ligadas a lo que te provocó el rencor. Almacena los malos recuerdos y deshazte del dolor.
Recuerda que a pesar de que el rencor pueda hacerte sentir abrumada, tú tienes siempre el poder de actuar sobre esos sentimientos. Valora tu calidad de vida y tus relaciones con la familia y las amistades. No permitas que nada oscurezca tu mundo.
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