¿Cuál es el secreto de las relaciones duraderas?
Amor, respeto, compromiso, lealtad incondicional, sacrificio mutuo… la cantidad de ingredientes que componen la receta de las relaciones duraderas es bastante grande. Es evidente que la solidez de una relación no depende de la suerte, aunque una dosis de cada cosa nunca cae mal, pero casi todo se trata de reconocimiento de una meta común, de intereses compartidos y de disciplina. Tal vez no se trata de un solo secreto, sino de un conjunto de elementos que deben combinarse para que todo resulte bien. Y aunque para muchos parezca una fantasía, las relaciones duraderas existen, y están allí para darnos el ejemplo. Aquí te contamos más.
Toda empresa tiene un propósito, una meta o múltiples objetivos. Una relación también tiene como inicio una motivación primordial, una razón para estar juntos y para seguir estándolo. Conocer esas razones es la piedra angular de todas las relaciones duraderas, y lo primero que tienes que preguntarte antes de tratar de pronosticar cuánto durará la tuya. No te plantees estas preguntas de forma individual: involucra a tu compañero o compañera, aclaren juntos por qué empezaron una relación y qué les permite seguir unidos.
Una relación debe tomarse como una prueba de fondo: no se trata de la velocidad, sino de encontrar el ritmo y sostenerlo, solo así se alcanza la meta. Ser paciente es una cualidad indispensable en una relación duradera, pues es necesario actuar en el momento adecuado, pero tampoco te tomes todo el tiempo del mundo: el momento justo, ni muy temprano ni demasiado tarde. Poco a poco, puedes darte cuenta que en los detalles está la clave, y puedes aprender a reconocer esos detalles con esfuerzo y dedicación.
El tiempo con nuestras parejas es muy valioso. Debes aprender a aprovecharlo, conociendo cada día un aspecto nuevo de tu compañero o compañera. Toma toda ocasión que tengas para demostrar lo que has aprendido de él o ella con pequeños presentes y detalles, e involúcrate en aquellas facetas de su vida en las que sabes que necesita de tu participación.
Aprende de tus errores… y aprende rápido. Todos tenemos aspectos que queremos mejorar por el bien de la relación: reconocerlos y comprometerse en corregirlos es el primer paso. Pero las palabras deben convertirse en acciones pronto, o tu pareja comenzará a dudar de tu compromiso.
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