Dios salva mi matrimonio: cómo suavizar a un hombre en una pelea
Dios salva mi matrimonio: cómo suavizar a un hombre en una pelea
¡Dios salva mi matrimonio! Seguramente muchas veces te habrás sorprendido con la exclamación y la petición a Dios de que te ayude en los malos momentos. Y es que puedes tener la certeza de que pasarás más o menos hambre, de que ganarás o no en ciertos momentos de tu vida y de que te te reíras o sufrirás perdiendo la compostura, muchas veces, pero de lo que seguro que no te podrás olvidar ya que siempre estará contigo, será de Dios, la entidad superior que podrá llenarte de esperanza cuando más lo necesites. Es ahí cuando comienzas a manifestarse las señales y te darás cuenta de que Él nunca nos abandona.
Hay parejas que han llegado a una situación de crisis porque ya no tienen libido sexual, porque se han cansado de sus incompatibilidades o porque no han querido trabajar lo suficiente en una reconciliación. La próxima vez que te veas exclamando: ¡Dios salva mi matrimonio! acuérdate de que siempre tendrás respuesta para los peores momentos, pero que antes (y sin duda) te pondrán a prueba para que seas tú mismo/a quien reaccione y se adelante a los hechos.
Me gustaría compartir contigo un secreto: la mayoría de las parejas no triunfan en el amor, porque ha fallado la comunicación. Imagina una situación en la que una persona de la pareja quiere comprar una manzana y se acerca al lugar donde las vende pero no le dice a su pareja que es por el deseo de comprar manzanas ya que le apetece comer una bien madura. De las 5 que compra, sólo una está tan madura que dan ganas de tomarla tan sólo verla. Imagina que la manzana la toma el otro/la otra, sin previo aviso y la otra persona monta en cólera, sin darte cuenta de que no tiene por qué enfadarse, ya que él o ella no avisó que quería la manzana desde el primer momento. ¿Te das cuenta?
Dios salva mi matrimonio: suavizar a un hombre en una pelea
Aunque hay carcacteres de todo tipo podríamos decir que los hombres son más “malos” para argumetnar en una discusión. Mientras que ellas son capaces de defenderse en un momento de acaloramiento, ellos tienden a enfadarse y a soltar reproches, algo que nunca sentó bien a la salud de las relaciones.
A la hora de calmar a este tipò de hombres (vale también para mujeres) se podrían poner en práctica varios métodos, entre ellos que no respondas con la misma moneda, ya que si tú caes en lo mismo, se podría desatar una gran furia y rabia entre los dos, producida por el énfasis del momento, del que luego os arrepentiríais. Intenta, por lo tanto no pensar en negativo y hacer frente a lo que viene, asumid roles, que cuando uno hable el otro escuche y viceversa, será la única manera de llegar a consensos que os importen a ambos sin ofender el uno al otro. Una vez se actúa a tiempo se pueden prevenir las grandes crisis de pareja, evitando separaciones dolorosas y divorcios. ¡Qué te parece? ¿Lo habías pensado alguna vez? ¡Coméntame!
