¿Hay diferencia entre tener sexo y hacer el amor?
Uno de los grandes misterios en el universo de las relaciones amorosas y la intimidad: ¿existen diferencias entre el sexo y hacer el amor? ¿No son dos maneras de referirse a lo mismo? Seguro que tú también te has planteado estas preguntas alguna vez, y la verdad es que resulta ser un dilema que llega a preocupar a la mayoría en algún momento de sus vidas. El tema es complicado, pero para algunos sí se trata de dos maneras diferentes de intimar. Aquí te contamos algunas de esas opiniones.
Una de las diferencias que suele señalarse para separar el tener sexo de hacer el amor es el compromiso por conocer a la otra persona. Cuando el vínculo con el compañero o compañera es afectivo, y traspasa el mero contacto sexual con una verdadera intención de dar placer, podemos estar ante una situación en la que se está haciendo el amor. Por otra parte, si las emociones no tienen un papel importante, y son dejadas de lado para concentrarse en el acto sexual, puede interpretarse como sólo sexo.
El juego previo suele ser señalado como un claro indicador para distinguir un caso del otro. Si se le ofrece tiempo y dedicación a los juegos es porque realmente hay un interés en hacer que la experiencia sea satisfactoria, y por lo tanto se hacen esfuerzos por garantizar que el otro alcanzará el orgasmo y terminará complacido. En casos donde el juego previo se pasa por alto, o se le ve como un simple paso y nada más, es posible que el interés sea el sexo.
Hay más de una razón por la que una persona tiene intimidad con otra. Para muchos, el encuentro sexual es una liberación, una manera de drenar estrés y situaciones complicadas, una vía para encontrar tranquilidad y deshacerse de las tensiones del día a día. Si estas razones motivan la intimidad entre dos personas, probablemente estamos ante un caso donde el sexo es el principal interés.
¿Alguna vez escuchaste sobre los “rapiditos? Quizás es la mejor manera de establecer una diferencia entre tener sexo y hacer el amor. Los rapiditos son la máxima expresión del sexo como vía de liberación de estrés y tensiones, cuando quieres tener un fugaz encuentro que te de la satisfacción de un poco de placer antes de emprender un largo día de trabajo. Hacer el amor generalmente implica dedicarse tiempo, no sólo para el acto en sí, sino para preparar un escenario, para ambientar una situación, para tener tiempo para todas las caricias, palabras y juegos que se les ocurran, y extender la sensualidad por tanto tiempo como sea posible.
Las fronteras entre ambos casos son difíciles de apreciar, y son discutibles. Nadie puede negar que incluso un “rapidito” entre dos personas que se quieren pueda estar cargado con un grado de emociones similar al de otros encuentros íntimos. Así que no te preocupes por esto si tienes confianza en tu compañero y en su relación.