Mimetismo en la pareja: hasta dónde dejarlo llegar
Las reacciones ante el mimetismo en las relaciones son muy diversas. Para algunos es una sorpresa inesperada, otros lo ven como una buena señal de compromiso, mientras que algunas parejas sienten miedo al no conocer las causas que lo motivan. En realidad son muchas las razones detrás de este fenómeno, pero su frecuencia lo convierte en un aspecto común de la vida en pareja, uno en el que vale la pena detenerse a reflexionar.
Mimetizarnos con nuestro chico o chica es una consecuencia directa y normal de cualquier relación. Tras pasar cierto tiempo juntos es inevitable comenzar a imitar ciertos comportamientos y disfrutar de cosas a las que no nos habríamos acercado antes. Generalmente el proceso inicia con el vocabulario, mediante la adopción de palabras y expresiones que la pareja usa con frecuencia para fines diversos. Luego se pasa a los gustos: escuchas la música preferida de él o ella, prestas atención a nuevos detalles y te interesas por temáticas que antes habrías pasado por alto.
Algunas parejas van más allá con esta forma básica de mimetización, dando pie a lo que algunos especialistas definen como una “relación simbiótica”. En este tipo de vínculos, los miembros de la relación funden su día a día de una manera más intensa: tienen horarios similares de trabajo o estudio, ingieren los mismos alimentos, generalmente juntos, y conviven durante largas horas diariamente. La convivencia es un aspecto fundamental de cualquier relación exitosa, pero se debe tener cuidado cuando cruzamos la frontera entre la adopción simple de gustos y la dependencia emocional.
En situaciones extremas, las vidas de ambas personas se funden de tal manera que la sola idea de hacer algo sin la presencia del otro se hace insoportable. En ese momento las cosas se tornan peligrosas, pues la necesidad se convierte en obsesión y lentamente se puede comenzar a andar en el camino hacia el desastre. La convivencia es necesaria y siempre queremos contar con una pareja con la que se pueda compartir gustos y afinidades, pero las relaciones no funcionan si sus miembros no recuerdan que también tienen vidas y responsabilidades individuales.
Por ello, al estar con una persona con la que realmente queremos construir un vínculo sólido debemos recordar constantemente que la fortaleza de la pareja depende de la estabilidad y la comodidad individual. Fomenta los hobbies de tu compañero o compañera, dale espacio para que explore por su cuenta. El objetivo no es distanciarse, sino vivir experiencias diversas que nos recuerden el valor de contar con alguien con quien podemos compartirlas.
