Reglas de etiqueta para seguir… ¡en la cama!
La cama es un lugar central y esencial en cualquier relación. El estar cómodos en ella depende de un delicado equilibrio entre nuestras actitudes y prácticas, así como las de nuestra pareja, y la manera en que ambos son capaces de desarrollar una dinámica que permita que puedan estar tranquilos y contentos en ella. No hablamos de satisfacción bajo las sábanas en esta ocasión, sino de descanso y sueño. Para pasar una buena noche de recuperación dependemos en gran medida de las rutinas de sueño, así como de las costumbres de nuestro compañero.
Existe una serie de normas de etiqueta, si se quiere, que deben cumplirse en toda relación, y que pueden garantizar el éxito al tratar de descansar con la pareja. Incumplir con esta etiqueta es especialmente preocupante en la primera ocasión que se duerme con el compañero, pues las primeras impresiones, como en todo, son muy importantes para el progreso o no de la relación.
El primer problema que muchos enfrentan al tratar de descansar por primera vez con una pareja es la condición de las sábanas. Un juego de sábanas sucio no sólo deja mucho que desear acerca de los hábitos de limpieza e higiene, también se traduce en sensaciones y olores desagradables que impedirán el sueño y frustrarán cualquier evolución de una posible relación. Un juego de sábanas limpio te dará, por el contrario, muchos puntos a favor de cara a la aprobación en el dormitorio.
Existen personas que son “pegajosas” en la cama. En algunos lugares de Latinoamérica también se les denomina “chicle”, y este título no se debe a una propiedad especial de la piel. Se trata de personas que se exceden con los mimos, abrazos y caricias al momento de dormir, algo que para muchos es extremadamente molesto. El problema con estos mimos es que existen momentos para ponerlos en práctica, y al tratar de dormir, la mayoría coincide en que el espacio personal es muy importante para lograr un descanso adecuado. Es muy importante hablar de estos detalles antes de dormir juntos por primera vez, para evitarle un mal rato a los dos.
Una pareja que ronca es también un gran problema. Algunas personas tienen ronquidos muy “discretos” que no interrumpen el sueño de su compañero, pero otras son verdaderas orquestas. Si los ronquidos impiden el descanso necesario, es posible que no quieras volver a dormir con él en el futuro.
El último de los grandes atentados contra la etiqueta a la hora de dormir es el monopolio de las sábanas. Para muchos, no hay nada más molesto que despertar en medio de la noche, temblando de frío, mientras ven a su compañero enrollado con todas las cobijas. Lo peor es que intentar recuperar parte de las sábanas sería casi seguramente despertar al compañero, por lo que ninguno de los dos podrá dormir bien. Tener en cuenta estas situaciones evitará una mala nota en la primera noche de descanso.