La ritifobia: un nuevo miedo creado por la sociedad contemporánea
Podría ser interesante usar la estadística y la psicología para determinar cuántas fobias y miedos irracionales son causados hoy día por un desorden personal o por las presiones sociales. De hacer la prueba, es muy probable que terminemos decantándonos por la segunda alternativa. La ritifobia es uno de esos nuevos trastornos generados por las expectativas impuestas, por la creación de modelos ideales y cánones de belleza o estilos de vida, que impulsan a las personas a encajar por fuerza en estereotipos pasajeros. Ya sea que encajen o no, las presiones sociales nos convierten en víctimas que nunca estarán del todo satisfechas.
La ritifobia es el miedo obsesivo por las arrugas, un desequilibrio psicológico que afecta principalmente a las mujeres, pero que no por ello deja de tener incidencia entre los hombres. Se caracteriza por el temor permanente de ver aparecer alguna arruga, o por el impulso a tomar todas las medidas disponibles para deshacerse de las arrugas ya presentes, lo que puede conducir, entre otras cosas, a una obsesión por las intervenciones quirúrgicas cosméticas, o por la compra descontrolada de todo tipo de productos elaborados para atenuar o combatir la aparición de arrugas. En una sociedad donde el mantenerse joven se ha convertido en una necesidad para el éxito laboral, y en la que imperan cánones de belleza preestablecidos, y completamente antinaturales, no es raro que muchos caigan en desequilibrios emocionales provocados por estas imposiciones. No es casual que hoy día la especialización médica de mayor demanda sea la cirugía plástica, y que cada vez sea más frecuente la incidencia en las obsesiones cosméticas.
La mejor manera de evitar caer en las redes de la ritifobia es saber que el problema no son las arrugas, sino la obsesión social por los estereotipos. La mujer es más que su apariencia física y sus cualidades externas. Este tipo de encasillamiento ignora las capacidades intelectuales y emocionales de las que son capaces todas las mujeres, independientemente de sus facciones, de su ropa o sus medidas. Recuerda siempre que ante las presiones externas, siempre todo debes tener primero en cuenta tus necesidades. Exige de ti lo que creas que traerá mayores beneficios personales, antes de preocuparte por complacer los caprichos de terceros.
