Seguir luego de una ruptura amorosa
El fin de una relación casi siempre es un momento muy emotivo que marca, de una forma u otra, el transcurrir de nuestras vidas. Las relaciones comienzan con muchas promesas, con planes y metas por cumplir, y sin embargo, el fin de las mismas no debe suponer siempre un abandono de esos planes, ni de las cosas positivas que se vivieron al lado de esa persona. El fin de un amor es solo alcanzar la última página de un capítulo, y el resto del libro nos puede deparar muchas sorpresas más.
Al pensar en un rompimiento, inundan nuestra mente imágenes asociadas a la depresión, el llanto, el pesimismo, e incluso desconfianza, en nosotros mismos y en los demás. Estas reacciones son perfectamente normales, pero no pueden ser permanentes. Para sobreponerse al malestar del rompimiento, es necesario tomarse un tiempo a solas, reflexionar acerca de la relación, no sólo concentrándonos en lo que ocasionó el fin, sino recordando los buenos episodios que nos llenaron de felicidad. Con el tiempo, aprenderás algo de todo, incluso de los aspectos negativos.
El fin de una relación con una persona no debe suponer un abandono del lazo que se creó entre los dos. Antes de ser pareja, dos personas enamoradas deben considerarse como sólidos y confiables amigos, y por ello el lazo que los une suele sobrevivir al final del amor. Muchos cuestionan si esa decisión de mantener el contacto con una ex pareja es beneficiosa, pero si ambos se consideran buenos amigos y esa relación no supone molestias para ninguno, ¿Qué podría tener de malo?
Del mismo modo, los sentimientos y el afecto hacia un ex compañero o compañera no desaparecen de la noche a la mañana. Que ya no estén juntos no significa que no le quieras, ni que las promesas que le hiciste alguna vez se vayan directo a la basura. La diferencia es que ahora ambos han emprendido nuevos caminos, y de alguna manera sus senderos volverán a encontrarse en el futuro, en formas que de momento no es posible predecir.
La soltería posterior al rompimiento es un momento ideal para reencontrarnos con lo que somos y lo que queremos. Tomarse un tiempo para dedicarlo a nuestras ambiciones personales y a la reflexión interna es un ejercicio importante para saber qué nos ha quedado de nuestra última relación, qué errores debemos corregir y cuál debe ser nuestra nueva meta.
